En el año 1853, después de muchos cambios sociales y económicos, en el archipiélago de San Andrés, providencia y Santa Catalina comenzó el cultivo de cocoteros, desplazando las plantaciones de algodón. A partir de ese momento, las islas empezaron a oler y saber a coco.
De sus ramas se producen sombreros y canastos; de la fibra que recubre la nuez, llamada popularmente, se fabrican cuerdas, esteras, tapices y tapetes; de la pulpa se extrae el delicioso y suave aceite sobre el cual los habitantes de las islas preparan la comida de mar.
En la producción de artesanías la parte más apetecida del coco es su cascara. De ella se elaboran vasijas, salseras, cucharas, collares, aretes, anillos, pulseras ganchos de cabello, tarjeteros, cinturones, bandejas, porta vasos copas azucareras, lámparas, y muchos productos más.
Los habitantes de San Andrés, providencia y santa catalina son unos verdaderos magos en la elaboración de accesorios en coco. No solamente cada día sorprenden con nuevos diseños, sino cada vez tratan de combinar el coco con otros materiales naturales y ecológicos propios de Colombia, tales como madera, cuero, cerámica, semillas, tagua, plata etc,. dándole con esto, una nueva dimensión artesanal a sus productos.
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